En una historia ya bastante conocida, un profesor muestra a sus alumnos una jarra de vidrio y, llenándola de cuatro, cinco piedras grandes, pregunta si está llena. Varios dicen que sí y entonces él saca de abajo de la mesa unas piedras más pequeñas, y las organiza entre las grandes. Repite la pregunta, y esta vez todos dicen que la jarra no está todavía llena y, asintiendo, continúa poniendo piedras más pequeñas y más pequeñas y arena, siempre preguntando lo mismo. Al final pone agua…entonces todos dicen que ya la jarra está llena.

Él confirma que sí y pregunta: ¿Cuál es la lección más importante de esta demostración?

Los estudiantes dan varias explicaciones, pero ninguna lo satisface. Al final dice: ‘Se aprende que si no se ponían las piedras grandes primero, no se habrían podido poner después.”

Ahora imagínate que esa jarra es tu vida o, mejor dicho…

…es un día de tu vida.

¿Cómo es cualquiera de tus días?

Lleno de miles de pensamientos, acciones y micro-acciones, estás constantemente funcionando y moviéndote de muchas maneras. Tienes que ducharte, comer, trabajar, pensar, estudiar, transportarte, conversar…

Todo parece importante pero, de acuerdo a su importancia, cada acción se puede considerar como una ‘piedra grande, mediana, pequeña, arena o agua’.

¿Cuáles son las ocupaciones importantes de tu vida, cuáles son tus piedras grandes?

Es cierto que tus prioridades son diferentes de las mías. Y lo mismo, para una mamá puede ser su bebé, para un hombre su carrera, o un carro de alta gama, o fama, para un misionero su servicio, para un criminal su banda y dinero, para un artista su arte…

En el mundo material todas esas ocupaciones se vuelven como hábitos y se pueden llamar rituales o prácticas diarias. (Lee también: ¿Cuál es tu Juguete?)

Aunque cada una de esas miríadas de actividades son totalmente diferentes, cada una tiene una raíz común: está deseada o hecha por un ser humano, alguien tal como tú y yo.

Y tal como tú y yo, cada ser humano quiere ser inmensamente feliz, quiere paz…

Aunque no somos conscientes hasta que no ‘empezamos a entender’, podemos decir que llegaste a este mundo ya dotado (a) de tres tesoros:

Tu cuerpo, mente y Ser

¿Cuánto los valoras y cuidas?

Si miramos a la casi totalidad de la población mundial, no mucho.

La gente no sabe cuidarse ni comer de manera saludable, y usa y pierde su energía vital como si fuera infinita. Además llena su mente de escorias, vicios, deseos mundanos, codicia, y la degrada al punto de que ya no se puede definir como humana. Y no libera -y a veces ni se da cuenta de su existencia- su tesoro más grande…

…su Ser.

¿Cómo hacerlo?

En el mundo sutil, esas ocupaciones o hábitos se llaman Prácticas Espirituales, que son físicas, psico-físicas, psico-espirituales, y puramente espirituales.

Las prácticas espirituales son aquellas que te vuelven integralmente saludable, y mental y espiritualmente fuerte.

Son aquellas prácticas que purifican tu mente de las escorias que el mundo les pone todo el tiempo.

Son aquellas prácticas que te acercan más a tu Ser y a entender quién eres.

Son aquellas prácticas que te acercan siempre más a una plenitud y felicidad que no encuentras en ninguna cosa finita.

Son aquellas prácticas que te inspiran a servir.

Son aquellas prácticas que te acercan a tu Creador…

¿Qué tal si regalas al mundo ‘las piedras medianas, pequeñas, la arena y el agua’, y reservas ‘las piedras grandes’ para ti?