De niño ¿a quién no le gustan los juguetes? Por sus colores vivaces nos fascinan, despiertan nuestra fantasía y nos llevan hacia mundos fantásticos y maravillosos.

Al crecer, aunque ya no jugamos como antes ¿podemos acaso renunciar a ellos?

Tal vez la vida es dura, tal vez necesitamos luchar y trabajar para mantenernos y mantener nuestra familia, pero el deseo de los juguetes se queda con nosotros.

Cada uno, por pasión o imposición -y de acuerdo a su destino, deseos, capacidades y oportunidades- busca juguetes nuevos que lo mantienen ocupado y que le dan la ilusión de hacer lo que quiere, y de ser todavía un niño libre y feliz.

A nivel físico, gracias a los juguetes, hemos progresado mucho.

Es así que, tal vez por el deseo de jugar y encontrar nuestra pasión y juguete favorito, creamos las miríadas de actividades que ocupan nuestro tiempo; pareja, hijos, viejos padres que cuidar, profesión, hobby, deporte, cuidado en salud y/o belleza del cuerpo, estudio intenso, nuevos idiomas, viajes, conocer cosas nuevas, inventar, hacer, correr hacia el dinero, la fama, el poder, hombres o mujeres, buscarse una mascota, ayudar a la gente, seguir una misión, una religión, volverse doctores, contadores, políticos, negociantes, amas de casas, monjes, profetas, poetas, ladrones, misioneros, mercenarios, guerrilleros o simplemente vagos.

A veces, por falta de claridad o de determinación, alguien nos impone su juego, y lo jugamos sufriendo pero, de todas maneras, lo jugamos.

El mundo está en constante movimiento y a cada instante, la inteligencia y genio de millones de personas, al servicio de cada uno y de todos, actúan para hacer del mundo algo mejor o peor.

Y es así como ha nacido cada objeto que nos rodea, y como ha sido ideado, planeado, hecho y perfeccionado por alguien que lo ha creado perdiendo largas noches.

Ese hombre o mujer se sacrificó por nosotros, para darnos un puente, una carretera, un avión, un carro, una pala de ventilador…herramientas todas que nos hacen la vida más fácil.

Nuestra vida es ahora más larga y, aunque más enfermos que antes, vivimos más años.

¡El progreso ha llegado!

Muchos tenemos agua en nuestras casas, la comida que se encuentra con facilidad, carros veloces, aviones y barcos, tecnología siempre mejor que nos tiene más interconectados, en una red que cada momento se vuelve más estrecha.

Nuestra vida ha alcanzado ahora el mayor grado de evolución desde el nacimiento del primer ser humano. Mejor dicho, en este momento estamos al cúlmine de nuestra civilización. Todo eso es muy bonito, y es una bendición para la sociedad actual.

Bueno y al mismo tiempo emblemático, estas personas gastándose las vidas por seguir sus obsesiones, se olvidan de que hacen parte de algo infinitamente más grande, y de que su preciosa existencia se va en ese juego.

A pesar del estrés de deber producir y aparentar lo que no somos, tal vez en el pasado, sin Internet, celulares, y agua caliente, teníamos el tiempo para estar con nosotros mismos, pensar, buscar el Grande, entendernos, mirarnos adentro, conocernos y encontrar la Fuente de la Felicidad.

¿Es por eso que ahora no somos felices?

No entendemos que estamos desperdiciando esta encarnación para llegar a la Meta principal: la Felicidad Infinita.

Y cada uno de nosotros alega que la vida es sufrimiento, que nos toca aguantar, que hasta un perro está mejor que nosotros. https://www.dadajapamantra.com/la-ensenanza-de-un-loro/

Pero pocos queremos cambiar y, con nuestros juguetes favoritos, gastamos nuestra existencia, que cada momento se vuelve más corta.

¿Nunca has pensado que tal vez escoges jugar porque no quieres mirarte adentro y que tu juguete es una excusa perfecta para decir que estás ocupado y que ‘no tienes tiempo’?

Y si no tienes tiempo para ti mismo, para ser feliz ¿para qué tienes tiempo?

La sabiduría te enseñará que todo lo que ahora consume tu tiempo un día pasará.

Si tienes la suerte de llegar a ser viejo o vieja, y de no tener que trabajar más, tal vez sin pareja porque la cambiaste, te dejó o se murió, los hijos ya encontraron su destino, tus padres ya se murieron, la mascota también, no tendrás fuerza para hacer deporte, los viejos amigos estarán en tus mismas condiciones, el Internet perderá su encanto, lo mismo que el estudio y las lecturas.

Estarás cansado, tal vez con el cuerpo enfermo y la mente deprimida, pensando que no has cumplido, arrepentido por haber ‘jugado’ demasiado…y ya será muy tarde para cambiar, para buscar lo que apenas ahora estás empezando a entender.

¿Te has preguntado alguna vez sobre el por qué amas tanto tus juguetes?

Pero, más importante…

 ¿Te has preguntado, quién –y por qué- puso los juguetes para que tú pudieras jugar?

Tal vez, ¿te está pasando como el bebé que llora y llora porque quiere a la mamá? ¿Y qué pasa entonces? La mamá, ocupada con sus quehaceres, da un juguete al hijo que, atraído por sus colores y textura, se queda fascinado, y lo mira, toca, chupa, juega, para de llorar…y se olvida de la mamá.

Pero, ¿qué pasa si el niño continúa llorando?

Pues, la mamá deberá regresar y cogerlo en su regazo…

Este mundo es fascinante, lleno de colores y atracciones que despiertan y estimulan tus sentidos y prenden tus deseos. Es tan variado que hay juguetes para todos.

¿Qué pasaría si tú hicieras como ese bebé?

¿No debería llegar tu Padre y darte algo más, ya que no sientes atracción por el mundo material, finito y limitado?

Pero, así estés al final de tu vida,

¡Todavía estás a tiempo! ¡Levántate y reacciona!

Piensa que TÚ eres lo más importante para ti mismo, que debes cuidarte, que debes ‘buscar a la mamá’ y no quedarte con inútiles juguetes que muy pronto te cansarán.

¡Regálate un tiempo para ti!

¿No lo tienes?

¡Mentira!

¿Me quieres decir que no tienes una hora diaria para ti mismo?

La verdad es que tienes miedo de mirarte adentro, de ver lo que hay por debajo de ese barniz de respetabilidad que te has (y te han) puesto encima, de ver lo que hay por debajo de ese cuerpo perfumado y bien vestido que te encanta llevar por todas partes, qué hay adentro de esa mente culta y educada que tienes y que no pierdes la oportunidad para mostrar…

¡No te preocupes! No estás solo.

Con tus maravillas y mezquindades eres humano, estás dormido y no tienes la culpa; como todos, estás en un proceso de cambio, un proceso desde la animalidad a la humanidad y desde la humanidad a la divinidad.

¡Levántate, deja a un lado tus juguetes y mírate!

Empezarás a pensar, a entender, a conocerte, y te puedo decir que ese es un proceso terrible y maravilloso, miedoso y fascinante, que te hará vivir como un verdadero ser humano y no como una oveja entre ovejas sino como un guerrero que inicia un proceso de cambio hacia la Perfección, tú perfección.

¡Que seas feliz!