Doctor famoso de profesión y avaro por naturaleza, por muchos años ha chupado la sangre de pobre gente que lo necesitaba. Aunque su consciencia ni le crea pesadillas, se ha engordado con oro manchado de sudor y lágrimas, para dar a su familia carros veloces, barcos, estatus, ropa firmada, villas llenas de muebles, todos vacíos símbolos de su opulencia, ego y poder.

Siempre en el afán de deber mantener y administrar todo lo poseído, el miedo de deber ocultar lo ’suyo’ a ladrones y al Estado, y con la ansiedad de que alguien secuestre a sus hijos, me pregunto:

¿Qué fuerza empuja a ese hombre a trabajar duramente todos los días explotando a gente enferma, decir mentiras grandes o pequeñas, y vender su moralidad?

¿Será que no se da cuenta de su futuro sufrimiento?

¿Acaso él no sabe que tal como se siembra así se cosecha?

¿Con toda su inteligencia de médico que ha visto la muerte de muy cerca, será que no entiende que en cualquier momento deberá dejarlo TODO?