Te cuento que sin tener que esperar un desastre planetario, de todas maneras, muy pronto, o en muchos, muchos años, quien quiera que seas ahora —rebelde, pirata, famoso, o parte de la masa dormida—, CON TODA SEGURIDAD, un día vas a morir.

Sé que eso lo entiendes, pero ¿lo SABES?

Si eres un humano normal, y mirando la forma en que vives y desperdicias tu vida, tal vez no.

Esa consciencia de la muerte, que ahora ha sido profundamente enterrada en una parte lejana de tu mente, vive contigo, pero, como si fueras inmortal, la ignoras completamente.

Y tienes razón. ¿Por qué pensar en algo tan triste cuando vives todavía?

Pues te cuento, que si quieres vivir una vida aún más brillante y luminosa, y para valorar de verdad su belleza y originalidad, de vez en cuando deberías visitar ese lugar ‘oscuro’.

Te voy a enseñar cómo ir allá de una manera efectiva y poderosa, y verás –si tienes el coraje de hacerlo— los resultados asombrosos que tendrás…

Empecemos.

Si no estás conduciendo (no quiero que esto se vuelva realidad), cierra los ojos e imagínate que estás en tu funeral, en el ataúd. Puedes escoger su color, decoración interna, cómo te vistieron, cómo te arreglaron, y si es como te lo habías imaginado.

Ahora, como te ves desde arriba (eres espíritu, y entonces eres libre de moverte) observa a la gente que está a tu alrededor. Entre los más cercanos, están quienes te aman y más amas. Ellos lloran por ti. Otros, siempre cerca, son tus mejores amigos, muy tristes, algunos también lloran.

¿Tuviste el tiempo de despedirte de esas personas? ¿Les dijiste cuánto las amabas? Tal vez no, porque pensabas que eras inmortal. Y ahora ya no podrás hacerlo, y ellos lloran porque ya nunca más te podrán abrazar o disfrutar de tu presencia.

Y están también otros más, pero no son importantes. Están allá por obligación, y no ven la hora de irse. Mientras tanto, charlan, se desatrasan y hasta se ríen… Descuida.

Porque ya te moriste, es muy tarde para hacer cualquier cosa. Ya no puedes llorar, gritar, abrazar, besar…

¿Cómo te sientes?

Ahora reflexiona sobre la vida que acabaste de perder. ¿Te sientes satisfecho(a) contigo mismo(a) por la forma como la viviste?

¿O sientes que la desperdiciaste?, ¿o que la viviste plenamente?

Piensa en los sueños que nunca realizaste o en el tiempo que perdiste en cosas inútiles. Si pudieras regresar a vivir, ¿la desperdiciarías como lo hiciste?

Ahora, aléjate de tu funeral, y regresa a ti, con vida. Abre los ojos y mira a tu alrededor.

¿Cómo te sientes al estar todavía vivo(a)? Maravilloso, ¿verdad?

Te cuento que mientras mejor hayas hecho este ejercicio, más profundo respirarás y más feliz te sentirás. Te gozarás cada sensación, sentimiento, amor, instante, sin desperdiciarlo… hasta que no te olvides otra vez. Y ese es el destino del Ser humano… el olvido de quién es, de cuál es la Realidad y de que no es inmortal…

Prueba.