Imagínate un lugar abierto y sin límites, donde nunca amanece y envuelto en una oscuridad completa que parece permanente.

En ese lugar viven innumerables seres que han nacido y siempre han vivido allí. Nunca han visto la luz, ni saben que existe, ni se la pueden imaginar y piensan que la oscuridad es la única condición que existe y que no hay nada más que ella.

Mantenidos dormidos, dopados y asustados por codiciosos ‘rapaces en forma humana’ que los explotan y los hacen sufrir, en grandísima mayoría son buenas personas pero vegetan en la oscuridad.

¿Qué tal despertarlos de su miserable condición? ¿Qué tal hacerles conocer la luz? ¿Qué tal hacerles ver que la luz es vida y que es mucho más brillante que la oscuridad estática e inerte dónde ahora vegetan?

Ahora imagínate una vela. Una sola vela no da mucha luz, pero imagínate que esa pequeña vela sea encendida en ese lugar lleno de oscuridad…

¿Qué pasaría?

De repente llevaría una luz intensa, poderosa, inimaginable.

Todos esos seres, gritando asustados, se alejarían corriendo.

Después de un rato, al no ver un peligro inmediato, y pasado el susto, desde lejos algunos se enojarían por molestar su amada oscuridad.

Otros, unos pocos más valientes y los niños, fascinados por la luz, con asombro y excitación lentamente se acercarían observando por largo tiempo. Y tal vez uno o dos, venciendo el miedo, se acercarían más e intentarían tocar esa vela, y así sentirían su calor…

¡TÚ ERES ESA VELA, y tú puedes llevar tu luz a esa oscuridad, tú puedes llevar tu calor humano a todos aquellos que viven dominados por el frío del egoísmo y de la codicia!

Lo sé, ahora piensas que eres poca cosa, que hay mucha injusticia en el mundo, que puedes hacer muy poco, que no sirves, que la oscuridad es demasiado densa, demasiado poderosa…

¡Es cierto y tienes razón!

Aunque esa pequeña vela sabe vencer a esa profunda y asustadora oscuridad, sola puede hacer poco, muy poco…

Pero, de repente, imagínate que en otra parte de ese lugar oscuro, se enciende otra pequeña vela… y otra, y otra, y otra, y otra más… y miles de pequeñas velas se prenden en varios lugares…

Y esos hermanos y hermanas dominados por la oscuridad, empiezan a despertar de su sopor, empiezan a verse entre ellos, empiezan a entender que hay algo más que esa oscuridad, y empiezan a sentir que en ella nunca fueron felices, que ahora hay esperanza… y comienzan a vivir en la luz…

…Buscar una a una esas velas, y prenderlas haciéndoles entender su valor y la tremenda virtud de su luz, es parte de la Misión de PanaceAM…

¿Quieres ser una de esas ‘velas’?

¿Quieres llevar tu ‘luz’ y tu ‘calor’ a quien ahora vive en la oscuridad y que ni siquiera lo sabe?

Si lo quieres, PanaceAM te está buscando.

¡El mundo te necesita!