¡Bienvenido a la vida!

…dijo hace algunos años Sebastian Piñera, el entonces presidente de Chile, al primero de los 33 mineros que veía la luz después de un viaje de 15 minutos a través de 700 metros de roca, quedando enterrado por 70 días.

Esa historia conmovió al mundo, alimentó el sentimiento patriótico de Chile, llevó el país a millones de personas, mostró que el gobierno cuidaba a sus trabajadores –dando así el mensaje implícito a otros miles de mineros de que podían continuar arriesgando sus vidas–, y mejoró la imagen personal de su presidente. En el proceso, todo fue transformado en un reality.

Pero ¿qué más se puede aprender de esa historia?

¿Fue sólo la fe, la esperanza, y el espíritu de lucha y de supervivencia que mostraron esos hombres?

No creo, porque sobrevivir y luchar por la vida es algo instintivo e innato, y es algo que también los animales tienen.

No, en esa historia hay unas lecciones aún más importantes, unas lecciones que, sin deber arriesgar la vida como hicieron esos mineros, te pueden cambiar también at ti para siempre.

¿Qué experimentaron esos hombre que nunca has experimentado tú?

Miedo!

Sintieron un miedo profundo, ancestral, indescriptible.

Pero la lección más importante fue otra: todos ellos pensaron intensamente en la muerte, todos pensaron en que lo iban a perder todo, en que con gran probabilidad se iban a quedar allá, enterrados vivos, consumiéndose lentamente.

Aunque trágica, fue sin duda la experiencia clave y más enriquecedora de sus vidas: sentir un miedo profundo, pensar que estaban al final de su existencia, pensar intensamente en Dios, dejarlo todo, entregarse a Él…

…¡y reencontrar la vida!

Los psicólogos dicen que esa experiencia marcó a ese mineros negativamente y para siempre, pero yo no lo creo. En la Realidad no hay experiencias negativas: hay experiencias.

A cada uno nos pasa lo que necesitamos para crecer, entender cual es nuestro papel en esta existencia que, a veces, como para esos hombres, se vuelve vida. En la certidumbre de que todo lo que pasa es lo mejor y para lo mejor a nivel espiritual, allá abajo ellos tuvieron un gran regalo: entendieron lo que es la vida y cuanto vale.

¿A cuántos les pasa eso?

Pero ¿Ese ‘entender’ será permanente?

¿Ahora que sus vidas no está en peligro, pensarán todavía quienes son, adonde van y sentirán a Dios tan intensamente como cuando estaban en peligro?

No creo. Tal vez algunos.

La naturaleza humana es prona a hacernos olvidar de la muerte, aún cuando nos acaricie de cerca –tal como cuando vamos a un entierro- y nos hace vivir en la ilusión de que ‘eso’ no nos va a pasar a nosotros…

Así, luego de una experiencia como ésta, es posible que algunos se olvidarán después de un tiempo, otros se olvidarán hasta pocos momento antes de su muerte, otros más, harán tesoro de lo aprendido y usarán mejor el tiempo que le ha sido regalado.

Las vidas de estos mineros ya son otras y cada uno la habrá tomado según su progreso espiritual en ese momento y su interpretación del ‘mensaje’. Algunos habrán tenido un trauma permanente, y todos han sido presa de la curiosidad morbosa de la sociedad que lo volvió parte de un reality. Algunos se volvieron celebridades por un tiempo, conferencistas, han viajado a otros países; otros (o todos) se habrán vuelto mejores padres e hijos; otros mejores esposos, y otros se habrán divorciado de la esposa de toda su vida que ya quedaba ‘chiquita’ a su nueva personalidad adquirida luego del suceso. En fin, esa experiencia habrá cambiado sus existencias, interna y externamente.

Y tú, ¿Cómo vives normalmente?

¿Cuándo tendrás la oportunidad de tener 17 días sin noticias, 70 días en la oscuridad, con todo el tiempo para pensar en ti mismo, en quién eres, cómo has vivido, dónde vas, y cómo ha sido tu existencia?

¿Piensas en Dios y lloras por Él?

Además, ¿valoras la vida como cuando ya no hay nada más que hacer?

¿Paras, aún pocos minutos al día, para pensar en ti y por qué existes?

Si eres una persona ‘normal’, no creo. Tal vez en algunos casos, tal vez pensando en alguien que conoces y que murió. Y no lo haces porque no tienes miedo extremo, ni estás en una situación donde tu vida está en peligro.

Eso es normal y pasa todas las veces que tienes algo –la vida, en este caso- que no te ha costado nada, ningún sacrificio para obtenerlo o lograrlo, que crees merecido.

¿Cuándo eso cambia y aprendes a valorar tu vida?

Cuando tienes el miedo profundo e intenso a la muerte, cuando ya no hay esperanza de vivir o cuando pierdes o arriesgas perder tu vida, y cuando estás desesperado. Y entonces su importancia se manifiesta en toda su potencia y valoras lo que estás perdiendo.

Aunque no te ha pasado –y espero que no te pase– tenerte que quedar atrapado 70 días, en peligro de perder tu vida, ¿Por qué no aprendes esas lecciones de esos mineros?

¿Quién te impide AHORA pensar en quién eres?

¿Quién te impide AHORA empezar la maravillosa aventura de descubrirlo?

¿Quién te impide AHORA actuar buscando una felicidad permanente, la Felicidad Suprema que tu Ser tanto desea?

 El Infinito está YA en ti…¡Descúbrelo!