Si un día despertara como el único ser humano del planeta ¿Continuaría a hacer lo que hago?

Me levanto y salgo al balcón. Todo parece normal pero, en un silencio surrealista, no siento ni veo el habitual movimiento de la gente.

Estoy solo y soy el único ser humano del planeta.

Es un mundo donde ya no me debo mostrar diferente a lo que soy, donde ya no tengo la necesidad de impresionar, convencer, vender o venderme, o mostrar y/o ser juzgado por lo que hago o dejo de hacer. Ya no existe la necesidad de dinero, policía, estado, mentiras, engaños, codicia, egoísmo, así como ya no hay necesidad de trabajar, complacer, hacer filas, parar en los semáforos, ir en contravía, o pagar impuestos… J

Salgo a la calle, e inicialmente quiero probarlo todo, explorar, buscar, gozar del placer -que nunca había sentido antes- ¡de poseerlo todo!

Entro en un Centro Comercial enorme y elegante. Todos los almacenes están abiertos, sin gente. Me antojo de ropa o cosas y, sin deber pagar o preocuparme, escojo lo que más me gusta o sirve. ¡Soy el dueño de todo eso!

Mío, todo mío.…¡TODO MÍO!

Tengo TODAS las riquezas del mundo, con TODO su oro, carros, aviones, ropa, equipos, computadores, bancos, mansiones, castillos, tierra, muebles, oro, piedras preciosas…

¿Qué hacer con todo eso?

Es tanto, demasiado…que acabo por no hacer nada. Miro a mi alrededor, siento que puedo disponer de todo lo que veo o que me imagino…y dejo todo donde está…

Ya me pertenece…¿Quién lo va a tocar?

Soy el dueño de TODAS las casas y mansiones del mundo…PERO me doy cuenta de que puedo dormir solo en una de ellas a la vez, y qué pereza pasarse de casa todos los días…Y lo mismo pasa con TODOS los carros, relojes, ropa, comida y TODO el resto del MUNDO ENTERO.

Y solo, teniéndolo TODO, también me doy cuenta de que en realidad no poseo NADA y de que nada es REALMENTE mío, que NADA nunca será MÍO, y que ese oro, riquezas o propiedades eran preciosas porque todos las queríamos.

Y pienso en cuánta sangre, guerras, codicia y traiciones se han derramado por ese oro…que hoy es un inútil metal como cualquier otro, que no puedo comer o dar calor, y que ni me protege de los elementos…

La naturaleza ha tomado el control que había perdido por la rapacidad y codicia de los humanos, y se empieza a auto-curar del daño causado por ellos. Los animales circulan por todas partes, sin miedo, repoblando el mundo. Los empiezo a mirar con otros ojos, esta vez no como comida, sino como únicos amigos y compañía.

Sí, es verdad, soy el dueño del mundo, pero soy un dueño solo…Nadie con quien compartir, hablar, comer, reírse, bailar, tomar, dormir…y nadie con quien llorar mi soledad, mi pena, mi falta de quien amar…

¡Y me siento tan solo!

Poseo todo pero tengo miedo. ¿Qué será ahora de mí? ¿Qué destino tan cruel tenerlo todo y no tener nada, tenerlo todo y no poderlo disfrutar con nadie…

Y cuando vivía en y con la multitud de gente todo me cansaba, odiaba o me molestaban aquellos que tenían un color diferente al mío o que no hablaban mi idioma…y ahora sería feliz de encontrarme con sólo uno de ellos.

Con la soledad y la falta del entretenimiento que embotaba mi mente, me he llenado de muchos pensamientos, y sólo ahora entiendo que ni mi cuerpo y mente son realmente míos. El miedo y la inseguridad me muestran que no estoy bajo su control, así como entiendo que no puedo ni sé cómo controlar mi cuerpo o evitar enfermedades, y que necesito comida, agua y aire para sobrevivir.

Además, cada vez que voy a dormir nunca tengo la certidumbre de que despertaré, ni siquiera yo mismo soy mío, por lo que dependo de ‘algo’ que no conozco.

Y tampoco creía en un Ser Supremo, a quien todos llamaban Dios, y me reía de ellos…pero mis días se vuelven cada vez más largos, más solos, y lloro, lloro amargamente.

Siento que hay un verdadero Dueño de todas las cosas, incluido mi cuerpo, mente y Ser. Ahora lo siento cerca, siento que existe, que nunca me ha abandonado, que todavía está conmigo…y lloro porque no sé dónde buscarlo.

¿Quién me guiará hacia Él?

Y sin saber cómo, le abro mi corazón, hablo con Él, y Él me conforta…

…y ese es el inicio de mi Camino de regreso a Su Hogar…

¿Qué haría yo?

Cuidando con mucha más atención el bienestar integral de mi cuerpo, y sirviendo como puedo a plantas y animales, me entrego al Padre Supremo y, con pleno fervor, perseverancia y enfoque, me dedico a mis prácticas espirituales para regresar lo más pronto a la Felicidad Suprema.

Aunque eso no va a existir ni pasar, el responder te hará pensar en lo que verdaderamente importa, y te ayudará a reducir tus penas y muchos pequeños problemas externos (y poco importantes) que en este momento te golpean y que tal vez ahora te parecen ENORMES…

La idea es regresar a la ‘Realidad’. 🙂

¿Qué harías tú?

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