Cuando un lobo Alfa se vuelve viejo o cuando un lobo Beta se considera tan fuerte que puede retar su poder, se crea una lucha entre los dos que puede terminar sólo de dos maneras: o con la muerte, o con la rendición de uno de ellos.

Durante la lucha, cuando el más débil entiende que no puede ganar expone voluntariamente su garganta al otro que puede así matarlo con facilidad.

Y aquí algo asombroso pasa.

Aunque ha habido una lucha de vida y de muerte, y para él es un enemigo mortal, el vencedor, acepta su rendición…y lo deja ir.

¿Por qué lo hace?

Porque en la ley de la naturaleza no hay ego, odio, traición, ambición, codicia…hay sólo instintos. Ese lobo es dominado por su instinto de macho Alfa y nada más.

¿Y qué pasa entre dos humanos machos cuando, listos para morir y/o para matar, luchan por el dominio, el poder o por una mujer?

A diferencia de los lobos, además del instinto, ellos también tienen intelecto, intuición e infinitas potencialidades espirituales.

¿Y qué acontece cuando uno de los dos entiende que va a perder? ¿Puede él rendirse y dar ‘la garganta’ a quien todavía lo está atacando?

No, porque el perdedor sabe que si ‘da la garganta’ será matado, y el vencedor sabe que debe actuar sin piedad porque el dejarlo con vida, ese vencido guiado por su sed de venganza, podría significar un peligro futuro para él y para su familia.

¿Y por qué actúan así?

Porque en ellos hay EGO, odio, resentimiento y una mezcla de muchas otras emociones que los lobos no tienen.

Te pregunto: En este caso, ¿son esos hombres inferiores a los lobos?

Tristemente, así es.

PERO, si ese humano vencedor domina sus sentimientos, siente compasión por su enemigo, y es dueño de su Ser, y no mata…

…se podrá llamar un ‘Ser humano’…