Con frecuencia por la carretera solía encontrarme con un Don señor, un viejo gentil y sonriente, que todos los días caminaba hacia o desde el pueblo, y gustosamente lo llevaba en mi carro. 

Sombrero un tiempo negro, botas y machete, y con un costal que cargaba en su hombro, muy agradecido por el inesperado pasaje, charlaba contento. Me contaba que le encantaban los perros, que tenía muchos de ellos y, debido a que su hijo tenía una carnicería, aprovechaba de los desechos para subir todos los días a la finca y alimentar a sus ‘perritos’. 

Yo mismo amante de los animales, me sentía solidario con su linda labor y eso me hacía aguantar el olor terrible que a veces venía de él o de su costal, que ya eran indistinguibles.

Así como tengo mis perros, siempre me imaginé los suyos corriendo libres por la finca, acogiéndolo felices a su llegada. 

Un día pasé por su finca. Sí, vi perros de muchos tipos -como veinte- pero amarrados donde era posible, flacos, sucios, ladrándome su desesperación. 

Sorprendido y pensativo, pregunté a algunos de mis vecinos lo que pasaba, y nadie me quiso explicar. Solamente uno de ellos, después de muchas insistencias, y rompiendo la regla nunca escrita que es mejor no meterse en los negocios de nadie, me contó… 

Me dijo, en tono bajo, que ‘parecía’ que ese buen y gentil señor, negociaba con perros; y ¡no sólo eso! 

‘Parecía’ que capturaba a perros callejeros y los arrastraba hasta la finca; se ‘decía’ también que cogía perros perdidos y que cuando los dueños los buscaban con insistencia en la vereda, esos pobres perros ‘desaparecían’ misteriosamente. También -siempre ‘parecía’- que cuando ese ‘señor’ no tenía comida para todos, mataba uno de ellos para alimentar a los demás. 

¡Qué horror! 

Pero ¿Sería todo esto verdad? No sé, nunca podría jurarlo. 

¿Podría ser esta una venganza del vecino en contra de ese señor, por algo que tal vez pasó entre ellos hace muchos años? 

¡Claro que sí! Las peleas entre vecinos en el campo son ocurrencias normales.

De todas maneras, con esa duda, y con tantos ‘podrías’, se necesitaba corregir lo más pronto esa dolorosa situación.*

*El lugar mencionado al inicio ya no existe. La policía ambiental, junto a veterinarios, intervino y se llevó todos los perros para la adopción.

LA HISTORIA TERMINA AQUÍ.

DE AHORA EN ADELANTE HAY UNA ENSEÑANZA QUE TE PUEDE SACUDIR Y QUE, SI ESTÁS LISTO O LISTA PARA ENTENDERLA, TE PUEDE CAMBIAR HASTA AL FINAL DE TU VIDA. SI ME CONOCES AÚN UN POCO, SABRÁS QUE NO ESTOY EXAGERANDO. SI NO QUIERES CAMBIOS CON TU VIDA, TE ACONSEJO DE PARAR LA LECTURA AQUÍ.

¡Muy bien! Para aquellos que se quedaron y quieren mejorar sus vidas ¡vamos adelante entonces!

Estoy seguro de que tú también, como persona sensible y de bien, te sentirás ofendido e indignado por lo que has leído.

¿Será culpa de Don señor ser y actuar de esa forma? ¿O será él otra víctima de esta sociedad donde ni nos damos cuenta de lo que estamos haciendo a los otros seres vivos?

Y tú ¿tal vez eres como Don Señor, sólo de otro tipo?

Me dirás, -ofendido- ¡Pero YO no mato ni encierro perros!

¡Es cierto! Pero ¿tienes tú el derecho de condenar a ese viejo, cuando tú mismo vas a comprar carne en el supermercado, donde alguien mata por ti?

Y que además de comerla ¿sirves esa carne a tus hijos?

Mira, yo fui como tú y te entiendo. Yo también nací carnívoro y comí carne de todo tipo: de res, de pollo, de cerdo, de pescado, de conejo, de mariscos, de ave, y dos veces de caballo! Me la ponían cocinada en la mesa, y yo la comía sin pensar. ¿Era yo malo? ¡No! simplemente no sabía lo que estaba haciendo. Claro está que sabía de dónde venía esa carne pero no entendía, simplemente

¡NO ‘entendía’!

Aunque existe una sola cultura, la cultura humana viene en muchas variaciones que dependen de los hábitos y de las creencias locales. Mi cultura, familia y todos aquellos que yo conocía comían carnes y eso era para mí ’normal’.

Tal como tú, nunca comí carne de perro porque comerla no es parte de mi cultura. Pero te cuento que si yo habría nacido en China lo habría hecho. Los Chinos matan y comen perros – cosa que te hará pensar que son un montón de salvajes incivilizados- pero ¿cómo te parece que en India -con una población de más de 1200 millones de personas- la mayoría de los Hindúes no comen vacas, y que ningún Musulmán -otros 1600 millones- come cerdos?

¿Y qué piensan ellos de ti? Pues, ¡piensan exactamente lo mismo que tú piensas de los Chinos! ¿Y los chinos se quedan como los malos del paseo? No, porque para ellos comer perros no es algo condenable, exactamente como no lo es para ti comer vacas y cerdos.

Malas noticias para los pollos porque todos los pueblos se los comen.

El comer o no animales es toda una cuestión de Conciencia, y solamente cuando -sin importar tu país o tus hábitos- ‘entiendes’ de verdad, entonces habrás evolucionado humanamente y espiritualmente en ese aspecto.

Además hay otro aspecto que es la Ley de causa y efecto, o de ‘acción y reacción, o el ‘lo que siembra cosecharás’, o del Karma.

Me encontré esta breve frase que expresa claramente lo que te quiero decir. Desafortunadamente no sé quién es el autor para darle el mérito: “Cuando un pájaro está vivo, se come a las hormigas. Cuando el pájaro está muerto, las hormigas se lo comen a él. El tiempo y las circunstancias pueden cambiar en cualquier momento. No subestimes o lastimes a nadie. Puede que hoy seas poderoso, pero recuerda que el tiempo es más poderoso que tú. Se necesita sólo un árbol para hacer un millón de cerillos y sólo un cerillo para quemar un millón de árboles. Sé bueno y haz el bien”.

Entre la sacudida que te estoy dando hoy, la buena noticia es que, porque NO sabías, NI te habías dado cuenta de lo que estabas haciendo, NO eres una persona mala.

Tal como yo, nunca pensaste que ese pedazo de carne que te comes viene de un ser vivo que fue sacrificado y sufrió muchísimo –con su vida- para dártela.

Alguien dijo que si los mataderos tuvieran paredes de vidrios, habrían más vegetarianos…y estoy de acuerdo.

Si esto está tocando tu Conciencia significa que ¡YA sabes!

Ahora tienes la gran oportunidad de decidir -en tu corazón bueno- y de actuar hacia un cambio ético y saludable en tu vida y en la vida de tus seres queridos.

Tu nuevo mérito estará en el respetar la vida de los animales que ya no comerás, y entonces y solamente entonces (aunque no lo creas), serás un mejor ser humano.

¡Qué seas feliz!