Antes de empezar, es importante que leas una introducción a este artículo. (AQUÍ)

Ay, Ay, Ay, aquí sí que entramos en algo que no debería mencionar o que, aún menos, debería comentarse en un blog de un monje que habla de espiritualidad.

Pero, sin pena, te cuento que hoy te voy a hablar del prepucio. Sí, leíste bien, el PREPUCIO.

¿Ese pedacito de piel que cubre el glande del pene?

¡Eso!

Si eres mujer no te quiero aburrir, pero te cuento que lo que te voy a decir puede ser importante para los hombres que amas y/o que quieres ayudar, sean tu pareja, hijos, hermanos o amigos.

Sí, sé que entre hermanos o amigos no se habla de prepucios…pero veamos si hoy podemos romper otro paradigma sin sentido de una cultura donde algunas partes del cuerpo son ‘malas’, ‘pecaminosas’, o que no se pueden ni siquiera mencionar.

¿Los hombres conocemos bien esa triste realidad pero, si eres mujer, has pasado alguna vez cerca de un baño público sólo para hombres? A veces es un lugar asqueroso con charcos en el suelo, un caldo de cultivo para las bacterias. ¡Y qué olor tan horrible! ¿verdad?

Ese olor no es nada más que orina decompuesta que se encuentra en el piso del baño, o viene del pene cuando, durante la micción, se tira atrás el prepucio del glande que, tal como en el piso, tiene orina decompuesta.

Y es por ese motivo que las mujeres dicen que los hombres son sucios, y que huelen mal. Pues, ¡TIENEN RAZÓN!

Pero eso se puede evitar, y además resolver.

Pero, vamos por orden.

Prepucio, Higiene y Enfermedades

La limpieza del prepucio es una norma importante de higiene porque por gotas de orina que salen después de la micción, y/o por ser un lugar cerrado y húmedo, bacterias y suciedad se pueden acumular fácilmente debajo de él y causar enfermedades varias tales como balanitis, inflamación bacteriana, fúngica, o viral.

Por esto es importante que después de orinar, debes siempre verter agua fría en tu órgano. Como limpieza, durante el baño, lo debes lavar con jabón y secar adecuadamente toda el área, particularmente debajo del prepucio.

Además cuando el prepucio tiene alguna enfermedad, puede transmitirla a la mujer durante el acto sexual y eso, además de causar daño a otra persona, puede ser también transmitida a los hijos que vayan a nacer.

Prepucio y Control Sexual

La limpieza además evita la irritación y el picor que estimula el tocarse los genitales y por ende conducirte a tener pensamientos sexuales. De la misma manera, la piel suelta crea una fricción con el glande y eso también puede causar excitación y perturbar tus prácticas espirituales.

Como beneficio extra, el glande al ser liberado –que era muy sensible porque estaba protegido por el prepucio– se habitúa a su nueva condición y se vuelve menos sensible, cosa que además te ayudará con el control de la eyaculación.

 

La Norma

Los varones, al llegar a la adolescencia, para mantener limpio el órgano genital, si no están circuncidados [la circuncisión consiste en eliminar completamente el prepucio a través de cirugía] deben mantener el prepucio siempre retraído.

Si el prepucio no se queda naturalmente atrás (pasa en algunos) tíralo hacia atrás. Por algunos días el prepucio tenderá a regresar a su posición normal pero, también gracias al uso del Lungota (ver punto 4), muy pronto se adaptará sin problemas. Después de algunos días el prepucio se quedará atrás de forma natural.

Algunos hombres tienen la piel del prepucio demasiado apretada y/o cerrada y, en ese caso, se requiere de una pequeña operación para agrandar la apertura y entonces mantenerlo retraído.

Además, aunque a mí personalmente no me gusta porque está la posibilidad de mantener el prepucio hacia atrás sin circuncisión, es recomendado que los niños sean circuncidados desde el nacimiento. Esto claramente no es algo obligatorio, sino que es una decisión estrictamente personal y cultural.

Bueno, ya te hablé del prepucio y de cómo te puedes beneficiar siguiendo este punto, y lo leíste. Ahora la valentía será aplicar lo aprendido…

 

PS – Como siempre, a parte algunas experiencias o interpretaciones personales, NO soy el autor de esta sabiduría, que me ha sido enseñada por mi Maestro.