Imagínate que llegas a una sala de cine antes del inicio del espectáculo. Todo lo que ves en frente es solo una pantalla blanca. Muy pronto, el operador inicia la película, y entonces verás la pantalla llenarse de incontables imágenes y, tal como un niño, te quedarás fascinado(a) por la variedad de cosas que acontecen en ella. Y no solo eso. ‘Entrarás’ en la película y te identificarás con lo que pasa en ella, y entonces reirás, llorarás, saltarás, tendrás miedo o alegría, y sentirás lo que sienten los protagonistas.

¿Y qué pasa en esa película? De todo. Nacimientos, adolescencia, enamoramiento, trabajo, hijos, muertes, matrimonios, traiciones, matanzas, sufrimiento, alegrías, amor, amistad… mejor dicho, lo mismo que pasa en tu vida.

¿Y qué acontece con la pobre pantalla blanca? Aunque es la base de todo lo que se proyecta en ella, y sabes que sin ella la película no podría existir, se queda allá, sola y olvidada.

Ahora, esa pantalla blanca y pura representa tu Ser, que nunca cambia. Pero tú no lo notas ni piensas que si él, que atestigua tu existencia, no estuviera tampoco podría estar tu mente, ni tus pensamientos, ni nada. Mejor dicho, tú no existirías.

¿Cómo sabes que él atestigua tu existencia? ¿Cómo sabes que existes? Es cuando dices: ‘Yo sé que yo existo’. El primer ‘Yo’ representa el Ser, y el segundo ‘yo’ representa la mente.

¿Qué significa ser ‘espiritual’ y vivir en el ahora?

Significa volverte consciente y ‘saber’ que todo lo que pasa en esa ‘película’ no es real, y que lo único que existe es la pantalla blanca bajo las imágenes proyectadas en ella.

Pero ¿Qué haces tú? Te enloqueces encantado(a) por todos esos ‘cuentos’ y te identificas y pierdes en ellos.

¿Has entendido que las imágenes que saltan y cambian constantemente son los incontables pensamientos locos de tu mente? ¡Y es por eso que nunca podrías saber lo que estabas pensando hace solo cinco minutos! Porque no estabas ‘viviendo’, no estabas pensando en la pantalla, sino que estabas fascinado(a) por los acontecimientos que estaban en ella.

Y parte de esos ‘cuentos’ son los deseos de ser rico(a), con éxito, fama, poder —sin saber que si te obsesionas con esas ‘imágenes’ ilusorias degradarás tu mente.

Y es triste que el mundo actual te empuje hacia eso, y que unos pseudo-mentores estén guiando a millones de chicos y chicas hacia ese ‘barranco’ y degradación.

Y es por eso que nació PanaceAM… 🙂

Ah, algo más. Aunque hay miles de películas y millones de imágenes, ¿has notado que todas las pantallas de todos los cinematógrafos son blancas e iguales?

De la misma manera, el Ser de todos es igual, porque cada Ser no es nada más que el reflejo del Ser Supremo.

¿Cómo despertar y ver la ‘pantalla’? ¿Cómo ‘ver’ el Ser?

Hay unas prácticas milenarias… que pero no te voy a explicar aquí y que continuaré en forma de libro…

Siento que soy un poco ‘malo’ en parar tu lectura tan abruptamente y así, como disculpa, te voy a enseñar algo muy especial. Si no estás en un carro manejando y puedes, hazlo ya, que te ayudará a ti! No aplaces lo bueno, porque después se te olvida (ésta es una regla del éxito) y pierdes la experiencia que estoy por darte.

Empecemos…

Vuélvete consciente de tu existencia.

Mira a tu alrededor. Si lo haces bien, tú (tu Ser) en este momento eres el observador, el espectador de esa ‘película’ que llamas vida. Si tienes dificultad para lograr ese estado, respira volviéndote consciente de tu respiración. Quédate en el momento presente.

En este instante tu Ser está al mando, y estás viviendo en el ‘ahora’.

Observa cómo tantas cosas que parecían tener importancia se vuelven como imágenes pasajeras. Todo es paz, tranquilidad. Parece como si el tiempo se volviera lento, como si esas cosas ya no fueran reales, y que lo único real eres tú.

Ahora, sacúdete y entra en la vida acelerada de antes. Piensa en los problemas que tienes, en las cosas que debes resolver, en una tarea que debes terminar…

¿Notas como todo parece importante otra vez? Es así como has consumido tu vida hasta ahora. ¿Alguna vez has dicho ‘¡Ay, como se vuela el tiempo!’? Ahora te lo estoy probando.

¿Qué hay en común entre el ‘tú’ viviendo en el ‘ahora’, el ‘tú’ de siempre?

¡Tú!

Tú eres lo único o la única que NO ha cambiado, tu Ser. Y es tu Ser, callado y en paz, que observa a tu mente y todo lo que ella hace, constantemente.

Ahora —y esta es la parte más linda— ¡Vamos a hacer algo ESPECTACULAR!

¡Te digo espectacular porque si ‘entiendes’ esto en tu corazón (no en tu intelecto), abriste la puerta a la Felicidad!

[Nota: Porque tal vez éste es un concepto nuevo para ti –las religiones no lo enseñan– te pido de escucharlo o leerlo varias veces hasta que no ‘entra’ en tu corazón. Cuando eso acontecerá, te sentirás acompañado por el Ser Supremo y nunca más tendrás miedo de cosas inexistentes, ni de las dificultades que la vida te puede mandar]. 

Mentalmente regresa a la misma sala de cine pero, esta vez, en función de observador, ‘sabiendo’ que esa es una película y que lo importante ES la pantalla.

Ahora, ‘sientes’ (te vuelves consciente) que el operador (la persona que pone la película del cinematógrafo) te observa. ¿Te puedes imaginar eso? Claro que sí.

Ahora veamos lo mismo pero a nivel espiritual.

Siente que el observador (tu Ser) se vuelve el observado. El sujeto, se vuelve el objeto. Hasta ahora el Ser ha sido el sujeto, el observador, pero en este caso se vuelve el objeto. 

Analicemos por un momento lo que está aconteciendo. Aquí no hay nadie más que tú mismo(a) y estás formado(a) de cuerpo (que aquí ni consideramos), de mente y del Ser. Y si la mente no es más poderosa que el Ser (que en este caso la controla) ¿quién podría ser más poderoso que el Ser mismo? ¿Quién podría ser el Observador, el Sujeto?

Nadie de este mundo físico. En el mundo espiritual hay solo UNO más poderoso que el Ser, su Creador… el Ser Supremo.

Sí. El Ser Supremo te observa, TODO EL TIEMPO. Él observa Su creación y eso, así como ha acontecido desde siempre, acontece EN ESTE MISMO INSTANTE, para ti y para cada entidad del universo.

En este instante Él te está observando. 

Sentirte observado por Él es también… meditar. En realidad este es uno de los secretos de la meditación. 🙂

Si lo piensas, no podría ser lo contrario. ¿Podría el creado (el objeto) observar al Creador (el Sujeto)? No, no es posible, y así el Sujeto observa al objeto que se ‘siente’ observado por su Papá Cósmico. Y éste es también uno de los motivos del porque no puedes ‘ver’ Dios. Puedes solo ‘sentirlo’. 

Y si de verdad eres consciente de que Él te observa todo el tiempo, ¿piensas que podrías tener miedo de algo?

¿Hay algo más poderoso que Él que podría hacerte daño?

No, no lo hay. Cuando el pensamiento de Él se vuelve natural en ti, tu vida se vuelve……

Aquí debo callarme porque no hay palabras que puedan describir esa dulzura, ese Amor que llena tu corazón, tu mente, tu Ser…

Observando la vida como si fuera una película, serás más consciente de que eres el ‘observado’, y más y más tu mente se volverá sutil.

Un día –en el momento perfecto para ti— glorioso e inmensamente feliz, se acercará e identificará tanto al Observador, que ya no podrá mantener una identidad separada. Tal como un río, que llegando al mar se vuelve mar, o una pequeña llama que juntándose a un fuego enorme se desaparece en él, te volverás Él.

Para ti habrá llegado el final de todo sufrimiento, el acontecimiento de la Eterna Bienaventuranza, el logro de la Felicidad Suprema.

¡Namaskar!