A veces, cuando un viejo avaro muere, en el entierro la gente pregunta: – ¿Cuánto dejó? – Y yo sonrío, porque siempre sé exactamente cuánto dejó…pues ¡lo dejó TODO! 🙂

¿No nacimos acaso desnudos, y así nos vamos? Como todos, él también se fue, desnudo, (y en su caso) consumado por la ansiedad de acumular, y por sus -ahora- inútiles luchas en tener siempre más; tal vez su último pensamiento fue en ‘sus’ cosas, y no en su Creador…Ay qué sufrimiento él tendría -si después de la muerte su espíritu pudiera quedarse a ver lo que pasa- y cómo otros usarán sus amadas ‘cosas’, desperdiciando plata y propiedades nacidas de la avaricia de una vida. ¿Y cómo sufriría ese ser en el imposible intento de cuidarlas sin poder hacer nada?

Que gran misterio cómo, aún con seres queridos y desconocidos que se nos mueren cerca dejándolo todo, nosotros humanos -los más inteligentes y evolucionados entre todos- continuamos siendo apegados a cosas y personas, y nos sacrificamos para conseguirlas y mantenerlas, cosas que se quedan para acordarnos de un pasado ya lejano, un vivir en el no-vivir…¿Y qué más de aquellos que mienten, roban y matan para tener más y más cosas?

El deseo, nuestro más peligroso enemigo, nos ata; y cuando lo satisfacemos nos apegamos a sus frutos; y esos frutos engordan nuestro ego, y siempre nos identificamos más con lo que tenemos; y de pronto, a veces sin darnos cuenta, nos ‘volvemos’ nuestras cosas, ¡nuestras cosas!…¡pura materia -que nunca podrá ser ‘nuestra’ y que además nos vuelve burdos como ella- que llamamos ‘nuestra’!

Porque todo viene de Él, en este universo, nada es malo; la madre naturaleza y todo lo demás, vistos y tomados de una manera correcta y con desapego pueden ayudarnos a ‘entender’ la Esencia; todo puede alegrarnos la vida: un hijo, una pareja, unos viejos y cómodos zapatos, un compartir con unos amigos de verdad…El problema nace solamente cuando nos apegamos a tales cosas y personas, y cuando ‘parece’ que ya no podemos vivir sin ellas, pensando que son ‘nuestras’ y que estarán con nosotros ‘para siempre’.

…Y SÉ, en la parte más dulce y profunda de mi Ser, que cada uno de nosotros, viene, vive de paso, usa todo y se va, dejando lo que ha creado, tocado y usado para siempre…de que nada es suyo sino que es prestado por un tiempo, y que dejará en algún momento, tal vez muy pronto.

Miren y gocen de sus cosas y personas amadas, pero NO como si fueran ‘suyas’, sino como compañeros y compañeras en el Camino. En este universo, nada es ‘suyo’, ni su cuerpo, porque quien lo creó y te lo regaló, se lo puede llevar cuando y como quiera…y sin pedir permiso.

Raramente piensas que las demás cosas y personas, tal como tú, llegan, existen por un tiempo, usando y siendo usadas, y regresan a la Fuente, limpiándose y ensuciándose una y otra vez, lentamente evolucionando, sin ni siquiera ser conscientes de esa vuelta casi infinita y dolorosa.

Un día, cuando estás listo o lista, empiezas a sentir más y siempre más, como una incomodidad, como un deseo de ‘algo’ que ninguna riqueza material, éxito mundano, o popularidad pueden satisfacer…

Por primera vez en tu vida estás sintiendo la Atracción del Grande. Preguntas te obsesionan – ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Por qué existo? ¿Hay una Entidad Cósmica y, si la hay, cómo puedo yo acercarme a ella? – y así inicias el Camino para ‘entender’…

¿Cuándo entenderemos que somos Seres Divinos viviendo una experiencia humana, y no simples seres humanos que están buscando lo Divino? ¿Cuándo entenderemos que, aunque todavía en la oscuridad, queremos ‘Regresar a Casa’?

… ¡Vivan en el presente! Cada instante que miramos al presente es ya pasado; la vida pasa, pero la vida es AHORA, en este instante, y no hay nada más que el ‘ahora’. ¡No se apeguen a cosas y a personas! Cada apego es una cadena y una espina en el futuro, un obstáculo que, sin fallo, un día deberán romper o eliminar.

¿Por qué esperar un futuro lejano -que tal vez nunca acontecerá- y continuar un inútil sufrimiento?

¿Por qué no empezar ya?

…Piénsalo,

Todavía estás en tiempo…Ahora…